Cada día es un regalo de Dios

“Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él”. Salmo 118:24. Cada día es un regalo de Dios que debemos agradecer y valorar cada mañana al despertar, porque con seguridad que muchos otros, hubieran querido amanecer y no pudieron.
Cada día al despertar piensa en las maravillosas oportunidades que te puede ofrecer la jornada y dále gracias a Dios. Son 24 horas que bien puedes aprovechar o malgastar. Si lo quieres en verdad aprovechar al máximo, puedes hacer algunas pequeñas cosas que podrán hacer de cada día algo especial, porque recuerda que cada día es un regalo de Dios ¿Qué hacer pues este día que pueda llenar tu vida de alegría y de placer?
Cada día puedes sonreir y aún reir, porque está comprobado que reír es la mejor cura para el alma, libera el estrés y la ansiedad y aún rejuvenece. Dicen algunos que cinco minutos de risa corresponden a 30 minutos de aeróbicos, mientras que una hora de estrés pueden generar 8 horas de desgaste físico y mental.
Cada día puedes brindar apoyo a alguien que lo necesite y son tantas las personas que necesitan una voz de aliento, una palabra de estímulo o un halago. Decir por ejemplo, “qué bien te ves hoy, me siento orgulloso de tí, aprecio lo que haces, lo hiciste bien, es un placer verte, gracias, por favor, etc”.
Cada día puedes dar algo a alguien, ser generoso. La generosidad es un valor muy preciado y puede significar una gran diferencia en la vida de otra persona. Hay detalles que son muy significativos y pueden cambiar el mundo de alguien, y no tiene que ser necesariamente dinero. Puede ser un abrazo en un momento especial, una mirada de aprobación, o un acto de ayuda.
Cada día es un regalo de Dios
Además de ser un regalo de Dios, cada día es una nueva oportunidad, de decir a tus hijos que los amas, de compartir más con tu familia, de ser mejor que ayer, de sembrar una semilla para el mañana, de pedir perdón a alguien que has dañado y de olvidar los rencores del pasado. ¿Entonces por qué nos quejamos?
Hoy puede ser mejor que ayer, todo depende de cuánto empeño pongas para conseguirlo. La madre Teresa de Calcuta decía: “No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz”, porque hacer feliz a otro, indudablemente nos hace más felices. Haz que tus días sean grandiosos porque cada día es un regalo de Dios.
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